martes, 19 de octubre de 2004

Clarín se empecina en sostener que tiene una revista que ellos dicen está dedicada a la cultura. Que digan lo que quieran, asunto de ellos. Y de los que la leen convencidos (¿complacidos?) de que es efectivamente eso.

Son cosas que se dicen y quién se va a tomar el trabajo de ver si es cierto o no. Una vez que está dicho, así es. Como eso que dicen los norteamericanos, que tienen un tipo que es un filósofo, y hasta el más filósofo de todos los filósofos de los que podría haber en el norte, por lo menos según dice la revista ésta que Clarín sostiene que está dedicada la cultura.

Yo qué sé. Ni sé bien qué quieren decir cuando dicen cultura. A mí me parecen una sarta de disparates sofisticados, como caramelos de dulce de leche espeso que se te pegotean en los dientes. Mucho nombre de filósofo profesional, mucha palabra compuesta, mucho jugar con abalorios delante de los cultos analfabetos. Eso sí, están todas las palabras que hay que decir, sobre los temas de los que hay que hablar (incluso diciendo algunas veces que son temas de los que nadie habla, porque eso le da un aire atrevido como de contracultura que es de lo más cultural...)

Me parece que la verdad es que jamás sacan los pies del plato. Tal vez piensen de veras todas esas cosas que dicen. Yo creo que no del todo. Creo que, en realidad, se mueren de miedo. Creo que creen que si alguien los oye decir algo que no sea lo que se está diciendo, lo que hay que decir, se les va a caer el telón, se les apaga la luz, los echan de la fiesta, a la intemperie, a la gehena, adonde habrá llanto y rechinar de dientes. Es decir, los sacan del mundo, de las editoriales, de las revistas, de los diarios, de las entrevistas, de la televisión. Ojalá fuera siquiera que hablan por ideología, ese pedacito de mundo pintado a imagen y semejanza de lo que dice que tiene que ser el decálogo substituto que muchos profesan (y no sé si todos, en algún sentido, tan atados a clichés como estamos, tratando de simplificar y de tener una verdad oportuna a mano...) Pero me parece que ya ni siquiera es eso, que, aunque no es muy saludable para saber qué y cómo son las cosas, al menos es una mirada que parece preocupada por saber y hasta a veces furiosa, sanguíneamente preocupada.

Ahora, claro, si uno mira esto y aquello y va leyendo por aquí y por allí las cosas que parece que les importan y por qué les importa, y las conclusiones que sacan, no sé qué decir, para mí que ya no es cuestión de que piensen bien o mal, por ahí ya son 'álogos', tal vez lo que pasa es simplemente que estos "tíos están todos chalaos..."