viernes, 24 de septiembre de 2004

La fogata y las hormigas

Tiré al fuego un pequeño tronco podrido, sin haber visto que por dentro estaba densamente poblado de hormigas.
El tronco empezó a crepitar. De él salieron en masa las hormigas y empezaron a correr desesperadas. Corrían por arriba y se contraían quemándose en las llamas. Tomé el tronco y lo hice rodar hacia un lado. Entonces muchas de las hormigas que consiguieron salvarse corrían a la arena sobre las agujas de pino.
Pero qué cosa extraña: no se apartaban de la fogata.
Habiendo apenas sobrellevado el horror, ya daban la vuelta, rodaban y... una fuerza irresistible las atraía hacia atrás, a la Patria abandonada. Hubo muchas entre ellas que subieron por el tronquito en llamas, y agitándose sobre él, perecieron ahí mismo.

Alejandro Solyenitzin, Cuentos en Miniatura