jueves, 16 de septiembre de 2004

El martes 14, el Corriere della Sera publica en la sección Cultura un artículo sobre una investigación que los editores italianos han hecho acerca de, en realidad, la cantidad de libros que venden.

Por supuesto que la cosa aparece con el ropaje de una preocupación política y cultural: Dalla domanda di lettura alla domanda di cultura. Así se llama la publicación que contiene la investigación que hizo la AIE (Associazione italiana editori).

Ivan Cecchini, el director de la AIE, dice: "Meno scrittori, meno scienziati, meno storici, meno cittadini consapevoli, visto que la lettura é una attivitá strettamente correlata con lo sviluppo economico e democratico di un Paese". Todo esto porque los italianos se sienten entre las cenicientas de Europa en materia de lectores (compradores de libros, debe leerse aquí), apenas por encima de Bélgica, Irlanda o España a los que, según la nota, siguen Grecia y Portugal, que suenan allí como los tullidos de Europa.

Como en los primeros puestos están los países nórdicos o germánicos (Suecia, Dinamarca, Finlandia, Inglaterra, Alemania), Cecchini suelta su tesis: "Si legge di più del nord Europa per via del protestantesimo che ha portato la cultura del libro, attaverso la Bibbia, nelle case". Le pican al itálico las cifras de Francia. Por eso la autora del artículo aclara: "Fatto sta che anche al sud Europa, i 'cugini' francesi, non protestanti, ci battono con un 44,3 per cento di lettori". Y como Italia tiene un modesto 42 por ciento de lectores, por debajo de la media europea...

Enseguida aclara Cecchini: "con le ipotesi potremmo scrivere pagine e pagine". (Para qué, digo yo, escribir páginas y páginas sobre semejante bobada, será para que lo lean i nordici... in Svezia, si total los tanos no leen, es decir no compran.)

Parece una típica publinota. Ademanes preocupados, gestos de pariente en la sala de espera de una terapia intensiva, que terminan en un altruista: pase por la caja que allí le cobran...

Está, es verdad, en la línea de Sartori y de algunos otros batalladores de la postmodernidad: menos televisión, más lectura, mejor democracia: volvamos a la ilustrada modernidad.

No sé si da para tanto la discusión del asunto.

De modo que, conclusión: hay que leer más (comprando más libros) para tener más cultura; hay que tener más cultura para ser más desarrollados y democráticos; hay que ser como los nórdicos y germánicos que son más desarrollados económicamente y más democráticos porque leen más porque son protestantes y tuvieron las Biblias en sus casas.

Me dan ganas de mandarlo al Centro Cultural a que encuentre su Marca País, y se deje de llorar...

(¿O vendrá de ahí?)