jueves, 9 de septiembre de 2004

Desde que se la oí cantar, cada tanto le pido que la cante otra vez. Es una chacarera de Carabajal (JC) y Onofre Paz.

El mayor de mis hijos, que es quien la canta, me dice con fastidido que 'no es un tratado...'

Porque, entre otras cosas, me puse a leer la poesía de la letra y lo que dice. Ya sé que no es gran cosa. No es sublime. Es casi naïf, y sin casi. Hasta, si me apuran, deja bastante que desear en materia de ritmo literario; pero, claro, está hecha para ser cantada en chacarera. Y se nota. Y cuando la cantan (asantiagueñada, suena mucho mejor) deja en el aire una nostalgia de lo más simpática.

Tanto, que uno se olvida de los barquinazos...

La letra alcanza a dar el sabor del canto popular.

Creo que apenas un sabor y más que nada un tono, como un aroma que parece venir de quién sabe dónde (como esos jazmines que han comenzado a aromar en estos días mi pueblo y que, como a veces crecen detrás de tapias y paredes y solamente nos llega el olor, uno creería que los cercos y muros exhalan perfume...).

Un poco pretenciosa la lírica, es verdad. Pero, curiosamente, en eso mismo me parece que se nota que viene de un tronco más noble, y que allí tiene raíz. Así como en lo mismo se ve que se ha desgajado, se ha desarraigado un poco. Como si hubiera salido del 'pago' y estuviera cada vez más cerca de la ciudad.

Aunque no es folklore tradicional y anónimo, tiene bastante de ese mismo aire, de ese hablar sencillo, púdico, con el que se tratan las cosas del amor entre el paisanaje.

Un par de estrofas, nomás, ponen una nota, qué diré, graciosa.

Qué haremos para estar
por siempre unidos,
si Dios nos hizo andar
distintos caminos
por qué tiene que ser
tan cruel el destino.
..................
Dios quiera que al final
de nuestras vidas
podamos, corazón,
cerrar las heridas
que nos dejó a los dos
tu ausencia y la mía.

¿Crueldad del destino? ¿Crueldad de Dios? ¿Repara Dios su 'crueldad' al final de 'nuestros caminos'? ¿Dios nos quiere unidos o separados? ¿Ausentes o presentes? ¿Qué bendice Dios la separación o la unión? ¿Está conforme el que se lamenta con la voluntad de Dios o del destino? Y preguntas así.

A veces, en esos casos, empuja más la rima o la frase hecha que el sentido. O que la doctrina (y mejor que no empuje, porque las canciones doctrinales casi siempre tienen un destino penoso...)

Me entusiasma pensar que hay una historia detrás de esta letra (como suele haber), apenas dicha en susurros incompletos, casi como para que la entienda solamente la destinataria. Y nadie más.

Basta, basta. Tiene razón mi hijo (aunque lo dicho, dicho está...): esto no es un tratado.

Por eso. A ver, tocála de nuevo...